NOCTURNA CON LOS SOULBIKES



VIERNES 15-08-2011 DE 21:30PM A 03:30AM

Diez esforzadas almas en pena emprendíamos, al anochecer, la subida a “Los Ciervos”. En “L´Ouet” la noche de Julio comenzaba a refrescar mientras la luna llena, motivo y aliciente del evento, asomaba sobre la Sierra iluminando tímidamente los márgenes pero no tanto como para evitar los guijos y hoyos del camino que los amortiguadores se comían unos más que otros. Nada más anochecer se rompió mi luz, pero una linterna, que llevaba de más el eficiente Tomás, y la imprescindible cinta aislante hicieron las veces de luz delantera. Los grandes focos a batería dibujaban alargadas y cónicas sombras más negras que la propia noche y alumbraban con intensidad suficiente para ver el sendero del “Plá de Barber”.Los fareros ubicados en cabeza y cola de pelotón hicieron un buen trabajo sobre todo en la bajada de la “Cantera de Simat” que bajamos rápido como inmersos en un videojuego blanco y negro alucinados por las vistas y las luces amarillas de la Valldigna.Con los discos al rojo y olor a quemado llegamos a la vieja estación para ir en recta serpiente de luces y pilotos rojos por el arcén al bar reservado para la cena. La llegada a Simat creó espectación y bienvenida entre los vecinos.Con una algarabía de niños corriendo a nuestro lado cruzamos respetuosamente el parque para coger asiento a la fresca en el Bar Moto-dos, lugar de refrigerio y reparador condumio.La distendida tertulia y el café cargado no extendieron sin embargo el reposo y salimos a emprender el retorno hacia La Barraca donde siete bikers excitados por la magia de la luna decidieron desviarse unos minutos por la trialera del Bikeparck para irremediablemente estrellarse cinco de ellos entre risas y un montón de ruedas y aluminio.Con una pequeña avería en la Porn King que “el arrapador” no tardó en reparar, y afortunadamente sin consecuencias personales acompañamos a su casa de La Barraca a Rocco y continuamos hacia el Pas del Llop.
El tunel de pinos no impedía que haces de luz lunar nos marcasen con sutileza el camino a los que llevábamos luces de posición o a los atrevidos que ya salieron sin ellas. El tramo de los hornos de cal con la senda estrecha acarició los tobillos y nos llevó hasta Valletes de Brú y por El Barranco de la Casella sin ver un alma llegamos a Alzira.
Los marchosos de los pubs se ojeaban el reloj al vernos pasar y una pareja de la pasma se miraron de reojo preguntándose ¿esto... es “multable”? Pero ya no estábamos.
La cama esperaba, y una vez allí me pregunté... ¿Esto lo he soñado..?

Juanjo Saura.

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