Este día, de nuevo borrascoso, nuestro "track-man" nos volvió a sorprender con una ruta inédita para nuestras cubiertas y también para nuestras retinas.El terreno de estas pistas, tras el chirimiri, madrugó de lo más húmedo y el cielo amenazaba.
Aunque adelantada la mañana de la Inmaculada a estos locos de la bici (Inmaculate fools… of the bike) nos sorprendió un sol de justicia y tuvimos que aligerar el equipaje. 
El fango de los caminos comenzó pronto a causar estragos en el cambio de platos.
La acequia de los regantes nos sirvió de improvisado lavadero ante la atónita mirada “dels cullidors”.
Por el "bike-park" de Beneixida hicimos algo el indio, con cabaña incluída. (Si... una cabaña).
Pero después del barranco, por momentos, el suelo se volvió muy arcilloso... Y pegajoso.
Barro resbaladizo, de distintas texturas, que nos obligó a parar para eliminar la argamasa de las horquillas que no dejaba rodar y atascaba el desviador del cambio.
Las ruedas rebozadas se sacudían en los brevísimos tramos de asfalto pero en cuestión de minutos los tacos volvían a desaparecer, y también la tracción.
La estampa "belenística" del pueblecillo de Sellent sobre un montículo flanqueado por el río que le da nombre es de postal.
El río Sellent, crecido aún por las últimas lluvias, y al nivel del camino, nos permitió dar otro enjuague a la máquina rebozada. 
Elegimos el bar que nos aconsejó un anciano del lugar. Del cual era asíduo, como se puede apreciar en la imagen. Al encargado, pese a estar sólo, le cundió bastante la faena y así llegamos a Alzira con tiempo suficiente de lavar, y dejar inmaculada, como el día, a nuestra apreciada máquina antes de nuestra merecida ducha.
Un saludo a todos los trackers ¡¡¡Y animaos que se os va a oxidar la cadena!!!juanjo saura
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