DESAFIO VERTICAL. EL MONDÚVER

DOMINGO, 30 DE ENERO DE 2011

Un cosa lleva a la otra, y así es como coges una broma del trackman Obiguan a un incauto servidor (feliz desconocedor del nivel de la empresa en cuestión) más el fichaje vespertino del incondicional de objetivos de alta gama (el amigo Tomás) más la aparición de ese tracker que es tan enjuto y largo como tenaz rodador (el amigo Bernardo) y lo metes en la coctelera del Bar de los 40Plataformas a las 8 am con tres de éstos (Miguel Angel, Vicente y Raúl) y un samaruc de Picassent (Vicente) para darle el toque maestro y... ya lo tienes: Te encuentras camino al Mondúver con la idea de llegar, y quizá, tocar la cima.
El desfile de modelitos de invierno abigarrados era de lo más variopinto. Todo tipo de bragas, cubrebotas, dobles-guantes y pasamontañas no pudieron impedir que las puntas de los dedos de pies y manos pasaran un doloroso letargo al atarvesar los parajes escarchados de Pla de Corrals y el puerto de Barx.
Ya en la base del Gigante Verde cada cual echó toda su carne al asador y se crearon los espacios entre los hombres mientras cada uno buscaba su equilibrio y su ritmo durante la escalada. La potencia del Arrapador, la técnica del Samaruc, la cadencia de Bernat y la energía del Chacal pronto se unieron a las sombras de Tomás y Obiguan que remontaron sin flaquear desde una rezagada posición con la seguridad de quien se sabe capaz. Conforme con poder seguirles no pude evitar parar para hacer alguna instantánea de un paisaje que sabía tardaría en volver a ver.
Asombrado por la tenacidad del Tigre que no se rendía pese a su lesión de menisco, recuperé la marcha parando de vez en cuando para retratar al amigo, a un rincón cualquiera o, por pura fatiga, para recobrar el aliento disfrutando de esa altura que intentaba taparnos los oídos.

Una vez en la cima, foto de grupo, brevísimo descanso y hacia abajo con un descenso espectacular.
Habrá que ver la filmación de la cámara del casco de Vicente. Más, viendo cómo baja.

BERNAT

EL CHACAL


TOMÁS

De nuevo en Barx, almorzamos de maravilla en el bar de La Plaza; Aún llegando a las 12 nos atendieron bien, allí el embutido es de una calidad extraordinaria y los "buñols" también (un aporte extra de glucosa). La ruta fue larga (llegamos a Alzira a las 14.30) y con un desnivel acumulado de los que crean afición. Y lo de repetirla... bueno, quizá dentro de mucho. O no.

juanjo saura

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