Salimos de Alzira por el laberinto intrincado de caminales que reproducía el GPS cuyo track mejorado por Obiguan nos guiaría desde el Barranc de La Casella hacia Carcaixent y luego a Barxeta y Quatretonda a un ritmo más que ligero.
La ruta que se prefiguraba compleja y extenuante, empezó a serlo incluso antes de lo previsto. Al poco de atravesar los montes del Aserrín, trístemente teñido de gris por el fuego, el sol empezó a coger altura y llegamos al Plá de Corrals.
La bruma en lontananza daba al paisaje un tono otoñal y el rocío perlaba las telarañas, abundantes, por cierto, en este húmedo paraje. Sus tejedoras rayadas cual tigresas nos observaban con sus ocho ojos negros.
Entre vuelos de huidizas abubillas y miradas de madrugadores campesinos atravesamos la villa de Barxeta y empezó lo bueno. Poco más de una hora de marcha y ya estábamos en la loma del Pino Doble, testigo de nuestras andanzas ciclistas desde hace años.
Bajando a La Vall de Albaida los descensos se prestan a la diversión, subiendo y bajando toboganes bordeamos el Barranc dels Conills y pasamos La Casa de la Bastida (Albergue y "Aula de Natura")concentrados en una vorágine de rampas rompe-piernas capaz de acabar con las fuerzas y la paciencia de los más puestos.
Luego llaneamos y descendimos la montaña por la cresta, una de las experiencias más divertidas de la btt. Las vistas espactaculares dieron paso a una bajada de infarto hasta llegar a la población de Quatretonda.
En el Restaurant, pantalla de plasma con Alonso en el podium. Bocata, tercio y café, bien tranquilitos, con las bicis a buen recaudo en parking cerrado.
El regreso no desmerecía a la ida, pasando por rinconcillos de concurso fotográfico, pero pasaban las 13 horas y los cautos nos decidimos por la contrareloj de tinte asfáltico.
Por allí se quedaron dos valientes expedicionaros a completar la track-aventura (No me atrevo a llamarles por si se pone su mujer). La semana que viene más ¡Au!
juanjo saura.
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